El Ayuntamiento de Camargo edita un cuento ilustrado para promover el conocimiento de la cueva de El Pendo entre los estudiantes

Presentación cuento Ludy CEIP Matilde de la Torre

27/10/2022

Con motivo de la conmemoración del 25º aniversario del descubrimiento del Friso de las Pinturas de El Pendo, el Ayuntamiento de Camargo ha editado un cuento ilustrado para promover el conocimiento de la cueva entre los estudiantes.

La obra,`Dagma y Gunky en la Gran Cueva´, está escrita por Ludovico Rodríguez Liaño, Ludy, con prólogo del periodista, escritor y editor Isidro Cicero e ilustraciones de Giuseppe Berardi López y del propio autor, y cuenta la vida cotidiana de dos niños en la Prehistoria y de cómo es su día a día en el entorno de El Pendo.

A lo largo de 36 páginas, de un marcado carácter didáctico, se narra cómo los protagonistas y los miembros del clan al que pertenecen cazan bisontes, pescan en el río, recolectan plantas o realizan dibujos en las paredes de la cueva representando uros, caballos, o ciervas.

El cuento se ha presentado, hoy martes, en el colegio Matilde de la Torre en un acto al que han asistido el propio autor, la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado; los concejales de Cultura y Patrimonio, José Salmón, y de Educación y Servicios Sociales, Teresa Pilar Fernández, la directora general de Acción Cultural, Gema Agudo; y el director del colegio, José Ignacio Benito Vega.

El autor ha explicado de manera detallada a los estudiantes que han acudido a la presentación las técnicas que se empleaban en el Paleolítico para realizar las pinturas como las de la cueva de El Pendo.

La obra, apta para todas las edades y de fácil lectura, se va a distribuir en los centros educativos del municipio y también se va a entregar al alumnado de sexto de Primaria, con el objetivo de acercar a los estudiantes la importancia del patrimonio arqueológico de Camargo y en especial la trascendencia de la Cueva de El Pendo para la investigación mundial.

Este libro forma parte de la labor divulgativa que se está realizando desde el Ayuntamiento de Camargo para animar a los estudiantes a visitar y conocer más el profundidad El Pendo y las demás cuevas ubicadas en Camargo y en toda la provincia.

Ludovico Rodríguez Liaño ha sido durante muchos años guía cultural en las cuevas del Monte Castillo (Puente Viesgo) y de Hornos de la Peña (Tarriba), interesándose desde muy joven por el arte y la escritura, especialmente la poesía. Es autor de ‘La grúa de piedra’ (2004) y ‘Rincones de silencio’ (2007).

También se ha interesado por la pintura, especialmente por la acuarela, que le permite trasladar al papel la humedad y la textura de las cuevas prehistóricas. Sus trabajos han sido expuestos en numerosas salas nacionales e internacionales, entre ellas en el MUPAC.

La cueva de El Pendo

La cueva de El Pendo es una cueva prehistórica situada en nuestro municipio de Camargo. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España». Ha sido objeto de numerosas excavaciones arqueológicas que han puesto de manifiesto la existencia en el yacimiento de una estratigrafía relevante.

En 1907 Alcalde del Río descubrió en el fondo de la gruta unos grabados que tradicionalmente se vienen situando en el Magdaleniense Inferior y que representarían un ave y un posible caballo. Las campañas de Jesús Carballo sacaron a la luz una de las mejores colecciones de arte mueble peninsular, entre cuyos objetos se encontró el famoso bastón perforado. Durante los años cincuenta, la cueva registró sucesivas excavaciones que fueron dirigidas por el profesor Martínez Santaolalla y fue sede del II Curso Internacional de Arqueología de Campo en el verano de 1955.

Situada en el Barrio de El Churi en Escobedo de Camargo, la cueva de El Pendo es uno de los yacimientos más citados en la historiografía arqueológica y una de las referencias obligadas en el estudio del Paleolítico peninsular. Se encuentra enclavada desde 2016 en el ANEI Cuevas del Pendo-Peñajorao.

Entre 1994 y 2000 los arqueólogos Ramón Montes y Juan Sanguino reactivaron los trabajos en la parte más antigua de la secuencia (Paleolítico medio). En agosto de 1997 descubrieron de forma casual un conjunto de pinturas rupestres situadas en un gran friso con una antigüedad aproximada de unos 20 000 años y que habían pasado desapercibidas por la existencia de una costra de suciedad que las enmascaraba. En su mayoría son ciervas, pero también hay un caballo, un posible uro y una cabra, además de diversos signos. Aparecen pintados en óxido de hierro, utilizando las técnicas de tamponado y tinta plana.

El valor del descubrimiento estriba en la espectacularidad del conjunto, en la información que aporta sobre el arte rupestre paleolítico y en el hecho de que se produce en uno de los yacimientos del suroeste de Europa imprescindible para el conocimiento de este periodo.

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